¿Cuál es la mejor descripción de muerte que has encontrado leyendo?
Hace tiempo respondí en una entrevista que soy una lectora promiscua, por lo tanto debería dedicarle varias semanas a esta respuesta. Desde que de niña aprendí que leer era una pasión y que nada me apartaría de los libros, vengo llenando estantes de bibliotecas como el tío Patilludo acumulaba riqueza. Y cito esa historieta porque cuando caía en mis manos infantiles la revista, quería hacer desaparecer a ese ser deleznable que se encerraba en la contemplación de su poder sin atender las necesidades de sus semejantes. Me vino a la cabeza esa imagen porque promediando la primaria leía lo que tuviera a mano, así fuera Billiken, Papaíto piernas largas, mis amados Julio Verne, Jack London, Dickens y otras obras que no eran para mi edad como Cuerpos y almas, Cumbres Borrascosas, Una hoja en la tormenta, Gran Hotel, La guerra y la paz… Ya en la secundaria, ganaba unos pesos ayudando a vecinitos a hacer las tareas escolares y, en cuanto pude reunir cierto dinero, decidí comprar en cuotas la colección completa de los Premios Nobel de la editorial Aguilar y más adelante los clásicos de la narrativa y la dramaturgia. Pero eso no evitaba que le pidiera prestado a una compañera de clase, El diario de una princesa rusa o una novelita de amor en las que hombres de ojos verdes cautivan a damiselas tímidas que se transforman en tigresas.