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Alejandro G. Roemmers: Morir lo necesario

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Por Claribel Terré Morell


 

Dice  Alejandro G. Roemmers, que se ve a sí mismo como poeta. Suele escribir poesía de corrido y lo hace directo en su teléfono. Sobre todo, sus sonetos son buenos. Cuando hicimos esta entrevista en Madrid, se estrenaba a teatro lleno su Sinfonía Argentina, una propuesta coral con algunos de sus poemas y música de Daniel Moura.
Aunque ha escrito más libros de poesía que novelas, son estas últimas las que han hecho que, el  cambiante mundo de los escritores y los lectores, se fijen en él. Con El regreso del Joven Príncipe, una continuación de El Principito, de Antoine de Saint-Exupéry  que  escribió en 9 días, vendió más de  3 millones de ejemplares. El libro se publicó en el año 2008  y fue  traducido a 30 idiomas.
Su tercera y última novela, Morir lo necesario, está en librerías hace poco tiempo. En Buenos Aires la presentó Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura. Al igual que la segunda, Vivir se escribe en presente,  se inscribe en el género policial y también como en todas, las regalías son donadas.
Morir lo necesario, es una novela larga con personajes que quieren vivir otras vidas. Un thriller donde todos los extractos de la sociedad aparecen, a veces como personajes, otras en locaciones y van y vienen con Roemmers, que es argentino, escritor, mecenas, productor, empresario y literalmente: un millonario, cuya vida personal, más allá de los que escribe, da para un buen libro.

– Usted es escritor pero convengamos que también tiene todo para ser un buen personaje literario ¿Se imagina como un personaje de uno de sus libros? ¿O de otro escritor? ¿Escribiría sobre su vida? ¿Una autobiografía?

Sí, es cierto. Soy consciente de que la vida tan especial que me ha tocado, en cierta forma convierte mi propia vida en un personaje literario atractivo y por momentos hay facetas que dejo aparecer en algunas de mis novelas. No descarto escribir una autobiografía, pero no creo que lo haga. Pienso que tal vez sí podrían hacerlo otros escritores. Me han propuesto hacer también una miniserie y demás, así que no descarto que se pueda hacer, pero no me veo yo haciendo mi propia autobiografía.

– Muchos escritores creen que la literatura tiene que estar más del lado visceral que intelectual. Usted ¿qué piensa?

En cuanto a la poesía coincido. La interpreto como transmisora de una emoción; lo que yo intento al escribir un poema es transmitir la emoción de un momento vivido, que guardo dentro de mí y en algún momento lo paso a palabras para poder comunicar esa emoción. Es distinto en una novela o en otro tipo de literatura, como un ensayo; ahí lo intelectual pasa a tener un papel más importante y uno puede también pensar qué cosas quiere decir, si hay un mensaje u otro fin, como una investigación o descubrimiento que se ha hecho. Pero creo que siempre tiene que estar unido a algo que nos conmueve interiormente. Yo creo que si lo que queremos transmitir no nos conmueve realmente, no vale la pena escribirlo porque no es parte de nosotros. No somos nosotros quienes debemos transmitirlo.

– Escribió «El regreso del joven príncipe» en 9 días y es uno de los libros más vendidos de un escritor argentino y también uno de los más traducidos. Después de tamaño resultado ¿Cuánto tiempo se demoró en escribir su próximo libro?  ¿Cambió algo en su manera de escribir? ¿Tuvo/tiene miedo al fracaso?  y ¿A la crítica?

Sí, efectivamente, es cierto que El regreso del Joven Príncipe fue un gran éxito desde el primer momento y de alguna manera estaba escrito en mi interior, por eso simplemente salió a la superficie, era parte de mi vida, era yo mismo; es decir, era mi experiencia de vida, lo que yo quería transmitir. Pasó mucho tiempo hasta que escribiera otro libro en prosa. En el ínterin publiqué libros de poesía, pero no fue por el miedo al fracaso, ni a la crítica, ni nada de eso. Simplemente porque yo me veo a mí mismo como poeta, me gusta la poesía y mi vida, sobre todo en aquellos momentos. Es el día de hoy que se me hace muy difícil sentarme para escribir una novela, esto requiere de mucho trabajo, mucha dedicación y mucho tiempo, mientras que un buen poema puede ser escrito en una hora o un poco más.

A pesar de que tenía una amiga que siempre me decía que, como me gustaba mucho contar historias debía escribirlas, yo siempre tenía argumentos para explicar que no, que eso era para escritores profesionales que tuvieran una buena disciplina, sobre todo una rutina de escribir. Pero bueno, en aquel momento, con la presión de los editores de El regreso del Joven Príncipe, que me pedían la publicación de un nuevo libro, fue cuando lo consideré. Se me vino a la mente sin pensarlo; una mañana cuando desperté ya tenía la trama de Vivir se escribe en presente, así que simplemente lo traduje a palabras, así como me vino, sin pensarlo ni sacarle nada, sin saber bien por qué tenía que ser esa historia. Simplemente escribí algo que estaba ahí. Me entusiasmó poder entrar en el terreno de la novela, aunque no creo que sean muchas las que vaya a escribir, justamente por la enorme exigencia de tiempo que demanda.

-¿Cuándo se da cuenta que un libro está listo?

Con los poemas, sobre todo con los sonetos, eso es muy fácil, ¿no? Cuando el soneto está redondo, no hay duda. Con un poema libre, es más difícil. Con los libros la experiencia fue un poco diversa, porque en el caso de El regreso del Joven Príncipe, no había duda cuando lo empecé a escribir de cómo iba a empezar y cómo iba a terminar, lo que no sabía era qué iba a escribir en el medio, pero principio y fin estaban claros: el joven príncipe iba a quedar entre nosotros, en este planeta. Con Vivir se escribe en presente, el libro tenía un capítulo adicional. Cuando se lo envié a distintas personas, amigos y lectores para que lo leyeran, muchos de ellos me sugirieron eliminar ese último capítulo, ya que tal vez explicaba un poco de más. Coincidí y lo saqué; creo que fue muy bueno el aporte que me hicieron.

Con Morir lo necesario también hubo un cambio. En este caso fue sugerencia del editor, que me pidió cambiar el orden y retrasar un poco “ese” evento, lo que en cierta forma me obligó un poquito a reescribir el libro. En la trama policial no hay duda de cuándo el libro está terminado: es cuando se resuelve todo.

Incluso tengo ahora una novela entre manos y tampoco tengo duda de cómo debería más o menos terminar el libro, así que generalmente creo que antes de empezarlo ya tengo claro el final.

-¿Cómo elige los títulos? Resplandor y tinieblas, Como la arena, Soñadores soñad, Vivir se escribe en presente

No tengo ninguna metodología para elegir los títulos, siempre suelen venir a mí. En el caso de los libros de poemas, tomo el título de uno de ellos. Con las novelas, mientras las estoy escribiendo se me ocurre el nombre. Es algo por lo que nunca tuve que preocuparme demasiado.

-Su último libro es una novela policial escrita durante la pandemia. “Morir lo necesario”, que es también el título de un poema suyo. ¿Por qué el uso de este género?

La trama policial también interviene en mi novela anterior, Vivir se escribe en presente. A todos nos gustan las historias que generan intriga y suspenso, es una forma de atrapar al lector desde el principio. De esta manera puedo proponer mis reflexiones, una mirada sobre la realidad y los mensajes deseados; creo que no se podría transmitir bien si el lector no estuviera realmente inmerso en una historia.

-Dio una charla con Mario Vargas Llosa sobre cómo la tecnología y los celulares podían modificar la forma de escribir. ¿A usted lo modificó?

A mí también me afectó el tema del celular. Anteriormente debía enviar los poemas para que me los pasen a máquina, ahora los paso yo a una nota en mi celular y de ahí los puedo enviar a todas las personas. También lo uso con las novelas, para lo que voy escribiendo a mano, lo voy pasando al teléfono así lo llevo conmigo y puedo ir corrigiéndolo. Ha sido muy útil por no tener computadora y máquina de escribir, el celular me ayudó para el tema de la escritura.

-Es el coleccionista más grande de libros y manuscritos de Jorge Luis Borges. ¿Es su escritor preferido? ¿Cómo fue que lo conoció? ¿Sigue pensando en donar esta colección?

No hay duda que Borges es nuestro escritor más grande. Es uno de mis escritores preferidos y uno siempre puede encontrar algo nuevo en él. Lo conocí un poco así, de forma casual, porque un íntimo amigo tenía un parentesco con él. Y entonces se dio la ocasión de poder pasar toda una tarde con él en su casa, conversamos, yo le leí los poemas que tenía escritos, en esa época tenía 14 años y él me alentó a seguir escribiendo. Me sentí bien recibido, animado a continuar, valorado, y en la proximidad de un gran hombre con el que pude compartir con toda sencillez nuestro amor por la poesía.

En varias oportunidades ofrecí la colección en donación. Esto evidentemente no ha sido fácil, no se ha podido concretar, así que es probable que busque alguna alternativa de poner la colección en algún lugar donde pueda ser vista. Voy a tratar de encontrar alguna forma y también, a lo mejor, hacer algún tipo de presentación virtual del material, para que pueda viajar por el mundo más allá del soporte físico de los manuscritos o de las primeras ediciones, poder hacer una creación que pueda trascender el límite del papel y viajar por el mundo.

¿Cuál es la característica principal que debe tener un mecenas en estos tiempos?

Yo creo que el rol de un mecenas es tratar de motivar a los que tienen talento, despertar interés, tratar de acrecentar la  humanidad de nuestro espíritu. En tiempos donde la inteligencia artificial, la máquina y la programación van ganando tanto terreno, mantener ese fuego de la creación del espíritu humano, de la libertad y de la originalidad, es sumamente importante también; ese es un poco el rol del mecenas.

-Ha hablado mucho de lo que es Argentina para usted. ¿Qué significa España en su vida? Es un país al que le ha dedicado dos libros. “España en mí “(1996) y “España en mí y otros poemas” (2016)  y donde hay mucho interés en todo lo que hace. Ahora esperan la presentación  de su Sinfonía, música que también parte de su poesía y la salida de su novela “Morir lo necesario”.

España es un país muy querido, es mi segunda patria. Viví allí varios años durante mi juventud, tengo amigos del colegio allá  y es un lugar donde puedo y podría vivir feliz; me gusta mucho todo lo que es el espíritu español, que además es diverso. Hay un  ensamble de culturas y personalidades diferentes entre sus distintas regiones; con algunas me encuentro más a gusto, más representado que con otras, pero evidentemente tiene una gran riqueza. Yo, particularmente, me siento identificado con Castilla, por eso mi poema “Himno a Castilla”  rinde homenaje a esta región que tanto quiero. La grandeza del espíritu español también me gusta. No es esa quijotesca forma de ser con grandeza, justamente por eso me hace ilusión ir a presentar allá la Sinfonía Argentina en el marco de los 500 años de la primera vuelta al mundo, una gran gesta que lleva a cabo España, la primera circunnavegación al mundo, y también presentar ahí la nueva novela con Random House y el sello Grijalbo.

-¿Y Marruecos? Ahí cumplió los años en los que se supone uno comienza a mirar la vida de otra manera.

Marruecos surgió, por sus características, como un lugar para poder hacer una reunión especial que tuviera algo de exótico, de misterioso y también de  palaciego, así como las Mil y una noches, algo de cuento y algo mágico. Yo quería eso y Marruecos cumplía con ese deseo. Pero también justo se dio la convivencia de religiones, el momento en que celebrábamos nuestra misa cristiana de agradecimiento por el día de mi cumpleaños, con el llamado a la oración desde lo alto de la mezquita. Las religiones pueden convivir, lo vimos en Francisco de Asís, quien estuvo con el Sultán en su época y coincidió con personas de buen corazón y sabias. Pueden convivir distintas fes, incluso personas sin fe religiosa, pero con valores. Cada cultura puede tener su trascendencia, puntos de vista diferentes de acuerdo a esa realidad cultural y esa herencia recibida; pero eso no quiere decir que no puedan ser ambas sabias y verdaderas. Marruecos representó eso, esa convivencia armónica que pudimos tener un gran grupo de cristianos en territorio musulmán, pudiendo disfrutar todo lo avanzado y todos los valores también de la cultura de allá.

– Como escritor, productor, guionista, empresario.., “el tiempo” parece tener mucha importancia. Se ve en los títulos que escoge para sus libros, en algunos de sus otros intereses, por ejemplo la fascinación por seguir e implementar la realidad aumentada o los caminos de la espiritualidad. ¿Por qué no le teme a la muerte?

Bueno, esto ha sido un descubrimiento en mi vida, porque sí le temía a la muerte, hasta los 30 años sobre todo. Luego me di cuenta que en realidad temía no haber vivido realmente bien la vida, no haber vivido la vida que yo quería, auténtica, con un propósito, sintiendo que  tomaba las decisiones por mí mismo de acuerdo a mi ser más profundo. Cuando pude vivir así, con profundidad, en el momento presente, con la conciencia presente en cada decisión, ahí perdí el miedo a la muerte. Porque cuando uno vive conscientemente y en el amor, no hay tiempo para el miedo. El miedo es algo proyectado hacia el futuro, es algo que está fuera del tiempo presente, es un plan. Entonces, cuando uno está totalmente inmerso en el presente, con todas sus capacidades, con toda su disposición para amar, hacer, ayudar al prójimo y servir a un propósito superior, no hay lugar para el miedo. Es una experiencia que pueden tener todas las personas que logren vivir realmente, con intensidad, en el aquí y ahora.

-¿Qué piensa  sobre:

La literatura te salva pero a cambio de eso le vendés tu alma.

No coincido. Por lo general, la literatura es como la cenicienta de las artes, salvo en muy contadas excepciones. No hay tanto dinero en la literatura, es difícil venderle algo. Lo que sí es cierto es que puede ser un refugio, por eso puede salvarte. Yo creo que la poesía, sobre todo para mí, ha sido un refugio en momentos de soledad o de tristeza, y es una forma de purificar ese dolor, poder transformarlo. Entonces la literatura sí te transforma y te hace crecer, profundiza tus raíces pero no hay que venderle el alma, lo que hay que hacer es ponerle el alma. Lo que uno siente y de lo que está hablando tiene que ser algo real, nuestro; si uno no lo siente, no lo encarna, no está en nuestra alma, difícilmente lo vamos a poder transmitir bien.

Algún dinero evita preocupaciones; mucho, las atrae. (Confucio)

En cuanto al dinero, ya lo he dicho alguna vez, pienso que es energía y que depende de cómo lo manejemos. El dinero es como un acelerador, es decir, si vamos en el buen camino nos puede acelerar y multiplicar en ese camino, si estamos cerrados nos puede enterrar más rápidamente.

Es cierto que hay que mantener la vida simple. Cuando poseemos muchas cosas, eso conspira contra la simpleza de la vida, que es la que nos permite vivir ligeros de equipaje y poder disfrutar todo lo simple, lo gratuito de la vida; por ejemplo, caminar por una playa, ver un atardecer o estar en la cima de una montaña mirando el valle. A veces, si dejamos que nuestra vida se haga compleja, nos llena de problemas y nos quita posibilidades de disfrutarla.