Este es un sesgo moderno. Mis escritores favoritos, Emerson, Melville, Thoreau, Dickinson, Whitman, todos escritores del siglo XIX, exploran la conciencia y la percepción como metafísicas, en cierto sentido como reveladoras. La ciencia puede decirnos cosas útiles sobre el cerebro, por ejemplo, que es el objeto más complejo que se sabe que existe en el universo. Me parece extraño que su complejidad como objeto no anime a prestar atención a lo que hace, cómo se expresa esa complejidad. Es como excluir el concepto de vuelo del estudio del ala de un pájaro.