Dicen que la ceniza es la nueva nieve de las zonas más cálidas. La bahía y la montaña se cubren de humo. Los niños juegan en las calles grises, aprenden a respirar de a poco, no quieren que se vuelvan sólidos sus pulmones.
El fuego a lo lejos ilumina las calles. Al ver este mundo puedo decir: la mejor luz es la del incendio. Siempre cálida. Siempre intermitente.
Bajo este filtro veo el tiempo hecho luz y entiendo de repente que la dificultad está surgiendo ahora en la atmósfera de la tierra.
Pero, en un tiempo, cuando broten raíces de lo infértil un bosque calmo cubrirá los campos de polvo y en un mundo solitario creará un nuevo tipo de musgo.
Baja la neblina, se diferencia de las nubes por su cercanía. Se siente espumoso el aire.
La tormenta arrulla a los que se besan cerca de los pinos.
Debajo de las olas no se siente la turbulencia.
Una enorme cantidad de hielo flota en este momento por el mundo.
En sus cuerpos el frío es uniforme.
BAJANDO POR LAS CURVAS
ALGO EN EL ESPACIO
Vemos primero eucaliptos, después flores fucsias, plantas que se cierran cuando las tocas.
Gabriela está en el asiento trasero abre el vidrio del techo.
Yo con cada curva siento el precipicio, tenso mis muslos, busco algo sólido que nos mantenga en equilibrio, que nos ate a la montaña.
Pasamos por la nariz del diablo, nos rozan las piedras de un derrumbe. A los costados, las bolsas de arena de las barricadas.
Me sobresalto.
La tierra huele distinto se está haciendo de noche no hay señal no conozco el camino.
Cierra los ojos, no importa el miedo
Ya estamos llegando.
Tengo la sensación de que todo está igual pero un poco distinto. Como si el mundo hubiese girado hoy un poco más rápido.
Hace sol y graniza el cielo está partido en dos. Pasa una línea verde por el medio de mis ojos. Dualidad cosmológica, climatológica, sutil.
En la vereda, una mujer abre la boca, mastica el hielo que cae.
Hay un polvo fino en el espacio.
Lo sienten los animales que levantan la cabeza para olfatear el viento.
Violeta González Santos
Violeta González Santos es una artista visual y poeta nacida en Bogotá, Colombia, en 1992. Reside en Buenos Aires desde los doce años. Allí ha desarrollado gran parte de su carrera artística. Su primer libro, Golpe de agua, fue publicado en Argentina en el 2016 y sus escritos han participado de revistas como: BigSur Books, Revista Sandía, Revista Literariedad, Hablar de Poesía (34). Además de tener la escritura como su gran pasión desde pequeña, sus obras visuales que mezclan video, poesía y performance se expusieron en distintos centros de exposición tanto en Argentina como en otras partes del mundo.