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Encuentro

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Por Esteban Moore

Obra de Alex Colville

La puerta del pequeño departamento se cierra a sus espaldas
     el chasquido metálico de la doble vuelta de llave
     deja afuera los sonidos del mundo los rumores de
     la ciudad las insidiosas miradas que acecharon su
     deslumbrante belleza en el café donde se reunieron

La sala de estar en una reconfortante semipenumbra que anima
    establece el confín secreto de un territorio en el que el
    anhelo de los cuerpos exigirá correspondidas respuestas     

Las canciones románticas que Él ha seleccionado suenan suaves
    ocupan el ambiente aceleran la respiración el creciente
     estremecido ritmo de los corazones

En  la habitación frente a la cama revuelta las miradas las poses
     insinuantes los mohines el coqueteo de mujer dispuesta
     objeto de seducción las dulces palabras de amor que Él
     le susurró en apretadas íntimas conversaciones son parte
     del pasado ya no serán necesarias para el vigoroso ceñido
     abrazo en que se funden los cuerpos

Las bocas entreabiertas en acto reflejo se buscan las lenguas se rozan
    se tocan voluptuosas serpientes sellando intensas un pacto
    de amor Ella ardiente pantera enamorada en celo Él animal
     rugiente león resuelto desbocado alzado semental

Él con la voz entrecortada agitada le hablará al oído renovadas palabras
     de amor mágicas palabras que derrumban los diques desatan el
     feroz cauce de las aguas estallan en potentísimas centellas
     rugiente león resuelto desbocado alzado semental
     látigos de fuego que recorren su cuerpo temblores febriles         
     electrifican erizan su piel sus pechos su vello púbico

Ella un instante después de arrancarle definitivas promesas de amor eterno
     estará dispuesta tierna dócil sumisa complaciente a entregarle en
     perfecta ofrenda el maduro palpitante carnívoro fruto prohibido
     el perfumado derrame de su dulce almíbar

Habrán de aullar entonces en un ahora que se prolonga salvajes los lobos en la
pradera y relincharán con desesperación bravíos brutales los terribles padrillos
Las hembras decididas montaraces feroces salvajes iluminarán las sombras con
el brillo satisfecho de esos ojos que todo lo dicen