CARGANDO

Buscar

Carlos Franz: Escribo sobre el don y su maldición

Compartir

Por Claribel Terré Morell

Carlos Franz (Suiza 1959) vuelve a creer en la inmortalidad aunque aclara que le durará un par de días. El reconocido escritor chileno, acaba de recibir en su país la vacuna contra el Covid, mientras escribe una nueva novela, que tal como acostumbra, sorprenderá a sus lectores. El autor de El desierto, Si te vieras con mis ojos, galardonada con el Premio Bienal Vargas Llosa y de Almuerzo de Vampiro, entre otros libros, también cree que hoy todo es política, todo es cultura y que es necesario perder la calma y gritar que ¡la política de hoy es ferozmente inculta!

– “La ficción no está al servicio de la Historia”, es una afirmación tuya. En El espejo de tinta, tu blog te presentas como “Escritor: nada más (y nada menos)” ¿Qué escribes ahora?

Justamente, ahora escribo una novela sobre un escritor y su escritura. Es decir, escribo sobre el don y su maldición. Es una historia muy distinta a las que he abordado antes. Pero todas mis novelas son muy diferentes entre sí, creo yo. Quizás es porque me tardo mucho en cada una de ellas. Cada vez es como si tuviera que olvidarme de lo que aprendí antes y enseñarme a escribir de nuevo. 

El Carlos Franz lector ha dicho: “Para leer se requiere callar por fuera y por dentro, solo así es posible escuchar al libro” ¿Cambiaron tus gustos durante este año de pandemia?

Mi mayor gusto es la curiosidad. Y esta no cambió, más bien se profundizó. Como las librerías cerraron tuve que concentrar mis lecturas en mi biblioteca. Y haciéndolo descubrí que mis viejos estantes siguen llenos de misterios y de sorpresas. Encontré libros que compré a mis veinte años y que jamás leí, hasta ahora. “Los novios” de Manzoni, sus magistrales capítulos sobre la peste en Milán. “Mis prisiones”, de Silvio Pellico. “El viaje alrededor de mi cuarto” de Xavier de Maistre. ¡Esas fueron pestes! ¡Aquellos fueron encierros! Además, leyendo esos libros raros, esas ediciones viejas, de segunda mano, me reconcilié con el joven excéntrico que los compró. Él me preparó esas vacunas que ahora me salvaron del tedio y la locura.

Tu nombre siempre aparece entre los escritores “calientes”. ¿De qué manera -si la tienes- trabajas el tema del erotismo? Te he escuchado decir que te aburre la literatura puramente erótica.

No sabía que mi nombre aparece entre los escritores calientes, pero me alegro mucho de enterarme. Espero que quienes afirman eso de mis novelas lo digan no solo por su sexualidad, más o menos explícita, sino sobre todo por su sensualidad. Sí, la literatura puramente erótica me aburre, porque es limitada. La calentura que me interesa desborda el sexo, es panteísta, es deseo de fundirse con el mundo, con la naturaleza, con los otros (ese infierno y sus delicias).

– En las redes sociales se repiten frases tuyas, o atribuidas a ti, algunas muy buenas, otras no tanto ¿Te molesta?

Me da lo mismo. No sigo las redes sociales; supongo que soy poco “sociable”.

– Eres un escritor que ha ganado muchos premios importantes y que suele recibir buenas críticas.  “Una voz nueva, poderosa, creativa y comprometida con la palabra” dijo de ti Carlos Fuentes. ¿Cómo te llevas con esto?

No me creo las críticas; ni las malas ni las buenas. Si apenas creo en mi existencia real, imagínate si voy a creer en lo que se diga de mis ficciones. Por otra parte, sospecho que todavía no ha nacido el crítico que pueda tratar a mis obras con más crueldad que yo mismo.

– ¿La cultura es política?

Todo es política. Todo es cultura. Dicho esto es necesario perder la calma y gritar que ¡la política de hoy es ferozmente inculta!

Entrevista de Be Cult a Carlos Franz
Revista Be Cult. Be Cult. Carlos Franz

– Recuerdo una columna que escribiste en Chile y el revuelo que se armó cuando hablaste de “Fachos pobres”. ¿Qué sientes cuando estas palabras y el concepto se han internacionalizado? 

Siento tristeza. La polarización política, la crispación creciente, me parecen frutos de la pereza intelectual y moral que caracteriza esta época. Nos insultamos unos a otros desde los bordes de la “grieta” porque somos demasiado flojos y cobardes para construir puentes sobre ella.

– ¿Te dio (te da) miedo escribir sobre la muerte?

No me da miedo. Al contrario, creo que lo siento como un exorcismo. La narrativa es un ejercicio supersticioso: lo que imagino y escribo no me ha de ocurrir (o es como si ya me hubiera ocurrido, o sea que ya pasó).

– ¿Cuándo fue la primera vez que decidiste escribir sobre ella? ¿Recuerdas cómo te preparaste?

Siempre he escrito sobre la muerte (o contra ella, que es lo mismo). En mi primer cuento, escrito a los doce años, se hundía un barco y moría todo el mundo.

Pero nunca me he preparado para escribir sobre la muerte. A menos que entendamos la propia escritura (y la propia vida) como un memento mori.  

Rectifico: ahora recuerdo que uno de mis juegos favoritos en la niñez era “hacerme el muerto” e imaginar los llantos arrepentidos de mis padres y amigos que no me habían comprendido. Lo recuerdo como una deliciosa preparación para la muerte.

– ¿A quién matas más fácil en tus libros? ¿A los buenos o a los malos?

Creo que jamás he incurrido en el puritanismo de matar a un malo (en mis libros). Por ejemplo, en mi novela El desierto una turba ajusticia al “peor” de ese libro, el mayor Cáceres. Pero el narrador sugiere que quizás Cáceres siga vivo, que pudo esconderse en esa misma multitud.

En cambio, en mis ficciones he matado varios buenos (y los he mandado al infierno). Me gusta esa línea en Mourning Becomes Electra, de Eugene O’Neill: “I hope there is a hell for the good somewhere”. 

– ¿Cuál es la mejor descripción de muerte que has encontrado leyendo?

Hay tantas muertes en la literatura. Pero lo más extraordinario es que todos los personajes muertos siguen vivos. Galdós permite que el protagonista de la primera serie de los Episodios nacionales describa su propia ejecución. Gabriel es fusilado el 3 de mayo de 1808 en Madrid, igual que en el cuadro de Goya. El muchacho recibe los balazos y nos cuenta minuciosamente sus sensaciones al morir (ese imposible que la novela posibilita): “La inconsciencia de tener cabeza, la absoluta reconcentración de todo yo en mi pensamiento…”. 

O bien aquel cuento de Ambrose Bierce, The Owl Creek Bridge, otra ejecución en cuyo instante el personaje alcanza a vivir toda una vida distinta.

O bien esa fragilidad de la vida, que es pura inminencia de la muerte, en aquel poema de Ungaretti, Soldados: “Se está / como en otoño, / sobre los árboles / las hojas”.

– ¿Qué piensas del tiempo en que estamos viviendo?

 Mejor sería preguntarme qué siento. Siento desilusión e ira. 

-Epitafio preferido

El de Jonathan Swift, redactado por él mismo y que, en parte, dice: “Aquí yace uno al que la ira no podrá seguir atormentando”.

Carlos Franz (1959) Nació en Suiza y tiene las nacionalidades chilena y española.

Ha publicado las novelas Santiago Cero (1990; Premio Latinoamericano de Novela CICLA, en 1988); El lugar donde estuvo el Paraíso (1996; Primer Finalista Premio Planeta Argentina, y llevada al cine en España); El desierto (2005; Premio Internacional de Novela del diario La Nación de Buenos Aires); Almuerzo de vampiros (2007; Premio Consejo Nacional del Libro de Chile); y Si te vieras con mis ojos (2015). Esta última obra fue galardonada con el Premio Bienal Vargas Llosa otorgado a la mejor novela publicada en idioma español en los años 2014 y 2015.También ganó en Chile el Premio del Círculo de Críticos de Arte 2015 y fue escogida por la Revista de Libros del diario El Mercurio como Libro del Año en 2016.

Algunas de esas novelas han sido traducidas a diez idiomas.

También ha publicado el volumen de cuentos La Prisionera (2008; premio Consejo Nacional del Libro de Chile); el relato Alejandra Magna (2011, Ediciones del Centro, Madrid); y el ensayo La muralla enterrada (2001; Premio Municipal de Ensayo 2002, Santiago de Chile).

Como cronista colabora con los diarios El País de España y La Segunda de Santiago. Es autor de más de 600 crónicas literarias, culturales, políticas, de viajes.

Es miembro de número de la Academia Chilena de la Lengua y correspondiente de la Real Academia Española.

Próximo artículo