La ciudad me permite un nivel de reflejo y reflexión de mirar mi historia, oir mi lengua, ver mis gestos, mis afectos, mi familia, que me genera un permanente entretenimiento y me mantiene de alguna manera más vital. Viajé mucho, pasé varios meses seguidos en países como México, Estados Unidos, España… Siempre hago como un ejercicio casi actoral de ver como me veo viviendo en otro lugar, y la verdad que siento que lo que voy a perder a nivel de potencialidad es mucho. Valoro mis relaciones, mis amistades, mi familia, mi raíz, la lengua y me parece que una vida sin todo eso se empobrece mucho.