Un narrador, dirá Vivian Gornick en La situación y la historia, “que era yo y a la vez no lo era”. Cosas que se dicen, se hacen y se viven al calor del contexto, y que sólo puede ser ahora reproducido, reconstruido, escrito. Es decir: tocado por la ficción, por algún modo de la ficción. Le arrimamos a ese relato del pasado maderitas, hojarasca, le armamos un muro de contención para sostenerlo, pero es, a su manera, un castillo de arena sujeto a las inclemencias. Contrastará, en su fatalidad, con las versiones de los otros, con los agujeros de la memoria, con la distorsión del recuerdo; contrastará siempre con una falta, una ausencia.